lunes, 25 de octubre de 2010

Ventaja de educación: La posibilidad de comunicarse profesor y alumno vía e-mail.





Mandar un e-mail al alumno hace el trabajo del profesor más fácil. De esta manera, se evita el uso de fotocopias para repartir información, ejercicios, etc.

El alumno recibe la información al instante y la puede almacenar en su propio ordenador sin tener que utilizar tanto papel como era necesario anteriormente.

La comunicación profesor-alumno para preguntar dudas, obtener bibliografía, resolver problemas, fijar citas de consulta, etc. es mucho más fluida y directa.

Internet es una gran herramienta para buscar la información que el alumno puede necesitar a la hora de ampliar conocimientos o de realizar trabajos. Además los trabajos de clase se pueden enviar al profesor por internet, sin necesidad del soporte de papel, que beneficia el medio ambiente.

http://www.mpr.es/gobierno/muface/V211/educ.htm 


Desventaja social: Los niños cada vez hacen menos ejercicio físico, y juegan más con las nuevas tecnologías.


En mi opinión, las nuevas tecnologías como el ordenador, la Play, la Wii, la Game Boy, etc. les han invadido a muchos niños y adolescentes, ya que les está influyendo negativamente en su desarrollo físico provocándoles mayores niveles de obesidad.

En la actualidad, está mejor visto jugar a cualquier tipo de tecnología que estar jugando en el parque con sus amigos a juegos tradicionales, y éstos se están perdiendo como el escondite, la comba... y esto se debería de seguir haciendo, ya que antiguamente no había tantos niños con obesidad como ahora.

Yo creo que los padres también deben de seguir fomentando el juego tradicional de sus hijos, incluso deben participar ellos también, ya que esto mejora las relaciones con sus hijos; fijándoles un horario para los juegos tecnológicos.

Los educadores y maestros tenemos gran importancia en este tema, ya que podrían hacer más actividades de movimiento en el aula que solamente en el recreo.

http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=39434




miércoles, 6 de octubre de 2010

Caperucita Roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
    Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.
    Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas...
    De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.
- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita.
- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.
    Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.
    Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.
    El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.
    La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.
- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.
    Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.
    El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.
    Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.     
    En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.
FIN